Blog de Alfonso Roldán Panadero

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En las fronteras hay vida y tuve la suerte de nacer en la frontera que une el verano y el otoño, un 22 de septiembre, casi 23 de un cercano 1965. En la infancia me planteé ser torero, bombero (no bombero torero), futbolista (porque implicaba hacer muchas carreras), cura (porque se dedicaban a vagar por la vida y no sabía lo de la castidad...) Luego, me planteé ser detective privado, pero en realidad lo que me gustaba era ser actor. Por todo ello, acabé haciéndome periodista. Y ahí ando, juntando palabras. Eso sí, perplejo por la evolución o involución de esta profesión. Alfonso Mauricio Roldán Panadero

lunes, 9 de marzo de 2009

Santa Juana de Fuenla, El Pensador y Solbes

Fuenlabrada, Fuenla, es diferente. Hoy, como cada año han celebrado el día de la tortilla, el día de Santa Juana, una señora que fue Juana, pero que no es santa. Esta tradición se remonta a la época en la que los fuenlabreños marchaban a Cubas de la Sagra (pasando por Valdeserrano), a venerar a Juana Vázquez, una señora que hacía curaciones milagrosas. La próxima celebración será el primer domingo de mayo, el día del Cristo de la Salud, más conocido como el "Cristo Chiquito", como el actual alcalde, por lo de chiquito, no por lo de Cristo. Fuenla es un sitio que cae bien, gracias, fundamentalmente, al meneo que metió ahí Quintana, un tipo al que le votaban los simpatizantes de su partido, el PSOE; buena parte de los de IU y un 15 % de los que votaban a Gallardón como presidente de la Comunidad de Madrid. Quintana es un tío grande al que nunca sabremos si le gusta más el baloncesto o la política.

Caminaba yo por el Paseo del Prado cuando me encontré a un señor que, por lo que pensaba y pensaba (como se puede ver en la foto) llegué a creer que era el presidente del Gobierno haciendo cábalas sobre el futuro del gabinete. Pero no, era El Pensador de Rodín, que está expuesto frente a Cosmocaixa, tomando el Sol en pelotas, bajo la constante mirada de turistas y no turistas.

Miraba yo el cuerpazo de la escultura y decidido opté por marchar a una sesión pilatista. Allí, mi señora monitora, hizo que me acordara de Rodin y hasta del padre de Domingo Ortega a base de posturas complejas para mi cuerpo cuarentón. Ella sabrá.

Y con el cuerpo tembloroso, por el esfuerzo y por los nervios, acudí a Correos a recoger una notificación (otra) de…, la Agencia Tributaria. No sé si es que mi primer apellido salta en Hacienda, el caso es que tienen por costumbre marearme para nada, porque, como hoy ha sido el caso, terminan siempre diciendo que tengo razón, para lo cual utilizan dos folios escritos en terribles y tremendos párrafos sin apenas puntuación.

Después de leer la carta, adopté la postura de El pensador, de Zapatero y evoqué el nombre de Pedro, Pedro Solbes…


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