Blog de Alfonso Roldán Panadero

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En las fronteras hay vida y tuve la suerte de nacer en la frontera que une el verano y el otoño, un 22 de septiembre, casi 23 de un cercano 1965. En la infancia me planteé ser torero, bombero (no bombero torero), futbolista (porque implicaba hacer muchas carreras), cura (porque se dedicaban a vagar por la vida y no sabía lo de la castidad...) Luego, me planteé ser detective privado, pero en realidad lo que me gustaba era ser actor. Por todo ello, acabé haciéndome periodista. Y ahí ando, juntando palabras. Eso sí, perplejo por la evolución o involución de esta profesión. Alfonso Mauricio Roldán Panadero

martes, 14 de julio de 2009

MOLLEDA: pintor, amigo, anticlerical y dibujante de humor

Hijo de sevillana y asturiano, se encuentra entre los grandes dibujantes del humor. Ha pasado por las fundamentales revistas satíricas (La Codorniz, Hermano Lobo, Cocodrilo Leopoldo, Las Barricadas de Interviú…) y grandes medios de comunicación (Diario Madrid, Diario Pueblo, Diario 16, Informativos de RTVE, ABC, Europa Press…) y colabora desde hace ya unos años con Madrid Sindical.

La mancha de tinta de su dedo meñique delata su trajín con rotuladores para crear viñetas. A pesar de estar especialmente dotado para la oratoria prefiere que sus viñetas y sus cuadros hablen por él. Ahora tiene alrededor 69 años, pero asegura que comenzó a los 8 años, cuando, durante tres meses padeció una enfermedad y se puso a pintar con las pinturas y los cuadernos que le llevaba su padre.

El dibujo le enganchó y a los 15 años se prometió "dibujar perfectamente", como su admirado Juan Holbein.. Su acercamiento a la pintura fue posterior, "la pintura contemporánea me parecía cutre, religiosa y de calendario. No me interesaba nada, me asqueaba", cuenta Molleda en su interminable parlamento, y proclama, contundente que "el mundo nos saca en pintura seiscientos años" (a España)
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La adolescencia da paso a la juventud y gracias a los libros y a otras gentes empieza "a despabilar" y descubre que "la pintura es algo más que una mujer con un abanico tapando un canalillo". Nuestro dibujante y pintor llega, a través de los libros, a los nuevos movimientos, a los nuevos expresionistas americanos y alemanes y "¡ostias!, eso sí es serio", exclama.

Comienza a interesarse por pintores como Pollok, Tobey, Häns Hartung en un primer momento, después por Rothko y, actualmente, por los representantes de la Nueva Figuración como Lucian Freud, Francis Bacon y "últimamente por José Luís Molleda Rodríguez", alardea irónico.

Lo que dibuja Molleda se corresponde con su forma de pensar, "soy ácrata, espartano y de mente cartesiana y soy optimista, o mejor, como dice el dicho: un pesimista desinformado".
También se reconoce "total y absolutamente anticlerical. Me gustaría saber qué piensa Dios, si existe, de las religiones". La oratoria de Molleda se desborda cuando habla de la Iglesia, de sus privilegios y de cómo históricamente ha venido frenando los avances científicos, desde Galileo o Servet, hasta el doctor Montes. "Ha sido tan nefasta [la Iglesia] para la libertad, el progreso y la profilaxis de los pueblos, que no sé como se atreven a hablar". Para Molleda, de lo que se trata es de "vivir sin molestar a nadie, hay que vivir y dejar vivir".

Nuestro pintor y dibujante se considera con suerte al vivir de lo que le gusta, y recuerda cómo consiguió publicar "por veinticinco pesetas" su primera viñeta, con 16 ó 17 años, en El Trampolín, un tebeo semanal. De su larga trayectoria profesional recuerda con especial intensidad los años de la Transición, cuando Eduardo Sotillos le llamó para emitir una viñeta diaria al finalizar el Telediario de las nueve de la noche.

"Sotillos quería quitarle algo de hierro al asunto, pero la situación era muy complicada y llena de amenazas. Entre los asesinatos de ETA y los pistoleros de ultraderecha, el chiste, muchas noches, se quedaba sin aparecer", rememora Molleda. Ese trabajo lo compaginaba con el Diario Pueblo, "una época en la que no había ni fax, ni ordenadores por lo que tenía que llevar las viñetas en persona, a última hora de la noche". Una noche, la de Madrid, que ya no es como antes, una noche en la que las macrodiscotecas están asesinando al jazz de los pequeños locales, rememora Molleda con un cubata en la mano, con su piel nívea de noctámbulo, de bohemio a la vieja usanza.
Puedes encontrar buena parte de su obra en La ciudad de la pintura


2 comentarios :

  1. Por encima de su valía profesional, bla bla bla, como diría él...es un ser humano que se ha solidarizado y ayudado de primera mano , como muy pocos en esta vida, esa faceta oculta, le hace aún mas extraordinario, pues habrán de saber sus muchos admiradores, por si cabe aún ser más admirador de molleda, que es amigo, pero amigo de verdad, amigo de darte de comer si pasas hambre y amigo de dar de comer hasta a tu perro. Amigo en la palabra mas extensa y cautivadora que a alguien se le pueda llamar amigo....Yo te quiero y mi familia y nuestros gatos y perrillos. maullan y ladran por tí...que lo sepas.
    Aida C. Borrello
    (admiradora de la época maravillosa de las noches del café central, Long Play...

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