Blog de Alfonso Roldán Panadero

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En las fronteras hay vida y tuve la suerte de nacer en la frontera que une el verano y el otoño, un 22 de septiembre, casi 23 de un cercano 1965. En la infancia me planteé ser torero, bombero (no bombero torero), futbolista (porque implicaba hacer muchas carreras), cura (porque se dedicaban a vagar por la vida y no sabía lo de la castidad...) Luego, me planteé ser detective privado, pero en realidad lo que me gustaba era ser actor. Por todo ello, acabé haciéndome periodista. Y ahí ando, juntando palabras. Eso sí, perplejo por la evolución o involución de esta profesión. Alfonso Mauricio Roldán Panadero

jueves, 19 de enero de 2012

Nativel Preciado, periodista, militante de principios

Hace unas semanas, os hablaba de Nadie pudo con ellos, el último libro de Nativel Preciado y sí, pude echar una rato con la maestra, antes de la muerte de Fraga, antes del XXXV aniversario de la conmemoración de la matanza de Atocha, antes de comenzar el jucio contra Garzón.

A escasos metros de lo que fuera el Diario Madrid, literalmente volado bajo el ministerio de Manuel Fraga como responsable de Información y Turismo en el franquismo, mantenemos un encuentro con esta “sensata de remate”, como la calificó en su día Joaquín Sabina. Fue en el Diario Madrid donde Nativel Preciado comenzó su intensa vida de mujer periodista, rondando los 17 años. Es esa hora fronteriza y matutina de no saber muy bien qué tomar. Finalmente un descafeinado, que no andan las cosas para mucha cafeína. La cafetería lleva el nombre de uno de sus autores favoritos, Dickens (celebramos su segundo centenario) , y era lugar de encuentro, hace años, de la tribu de El Madrid. Preciado, como ya dije, acaba de publicar un libro imprescindible, que debería ser de texto en los institutos para entender aquello que se vino en llamar Transición. Ese recorrido por aquellos años lo hace nuestra autora de la mano de Josefina Samper, Josefina, la viuda de Marcelino.

Según Nativel, la Transición no fue un camino de rosas. Se hizo entre todos, sí, pero los artífices, los que aparecen en este libro son los sindicalistas, los estudiantes, los corresponsales extranjeros…, sin todos ellos no habría sido posible la Transición. Asegura que intenta refrescar la memoria porque la gente no quiere escuchar la parte dura de la historia. “Además no es cierto lo que algún hispanista asegura al afirmar que bajo el franquismo los españoles estábamos narcotizados. La Transición es una gran desconocida, especialmente para la juventud.”

La autora de Nadie pudo con ellos , a lo largo de su vida profesional entrevistó a Marcelino y Josefina. El día de la muerte de Marcelino escuchó lo que las más variopintas personalidades decían de él “y me pareció sincero, independientemente de ideologías”, explica. En su opinión, Marcelino fue un hombre digno de admiración porque tuvo y mantuvo unos principios: tenacidad, voluntad, honestidad, esfuerzo, sacrificio. Gracias a estos principios, que están más allá de la política, y a las personas que los mantienen, se mueve el mundo.

En los primeros compases del libro narra con ironía la evolución de los sindicalistas…, y ella lo explica, “hoy día, los empresarios quieren docilidad y sumisión. Antes, los derechos adquiridos eran intocables, ahora no ocurre eso. No hay grandes héroes en los grandes momentos, sólo hay grandes momentos.”

INJUSTICIA HISTÓRICA

Nadie pudo con ellos es un ejercicio de memoria histórica más allá de las fosas y el silencio de los perdedores. En sus páginas considera que ha habido una “injusticia histórica contra España”, ¿hay forma de recuperar tanta injusticia?, le preguntó a Nativel.

Para, templa y responde: “Los españoles no franquistas no teníamos símbolos porque nos los habían robado. Poco a poco hemos ido recuperando esos símbolos. Hasta la bandera suena mejor gracias al fútbol… En este país pasamos cuarenta años secuestrados y hay que reivindicar esos momentos que parece se pasan por alto. Y a veces, mejor que a través de una ley, la forma es a través de películas, de la historia, de novelas”.

La Iglesia ocupa buena parte de nuestra historia y, por tanto, de Nadie pudo con ellos. Recuerda Nativel como a Franco le llevaban bajo palio, cómo fue la primera aliada de la dictadura y las injusticias que protagonizó hasta muy avanzada la postguerra. Rememora también la aparición de los curas obreros, con el padre Llanos a la cabeza, y a personajes como Ruiz-Giménez supusieron un cambio de bando para muchos miembros de la Iglesia.

A juicio de la autora, “los curas obreros mantuvieron una actitud heroica y muchos fueron encarcelados en una cárcel específica para curas, la de Zamora. Pero, aunque no soy partidaria de andar exigiendo perdones, la Iglesia reaccionó tarde. No necesitamos el perdón de los equivocados, necesitamos que se dejen de cometer errores, y defender la libertad y la democracia”.

En aquellos tiempos de violencia, relata en Nadie pudo con ellos, por una parte, la existencia de grupos ultras; y por otra, cómo la izquierda, tras el Golpe de Tejero se hizo mucho más pragmática. De ese mundo de violencia pervive ETA que acaba de anunciar el cese indefinido de las armas. ¿Cómo lo ves?, pregunto. Y ella, responde: “ETA está acabada. Del comunicado del que hablas, lo que menos interesa es su retórica. Nadie se puede rendir a nuestro gusto. Lo importante es que han dejado de matar y reivindican con la palabra. Es un paso importantísimo y muy esperanzador. Ahora comienza una fase muy difícil, de tensiones y problemas.

Una parte que nos cuenta Nativel en su libro sobre la Transición, y que ha sido poco tratada, o yo no me he enterado, es la que versa sobre la importancia de los corresponsales extranjeros. Y su labor fue fundamental. En un capitulo cita a José Antonio Novais, que afirmaba: “ser un periodista militante no quiere decir no ser un periodista objetivo o tener que seguir consignas en su trabajo”. Claro, hay que preguntarle a la autora si se considera una periodista militante y contesta:

“Soy militante de principios, no de partidos. Me siento orgullosa de mantener mis principios al margen de los medios. Me siento orgullosa de ejercer esta profesión. Contar los hechos sigue evitando injusticias, sigue salvando vidas”.

Claro, ya puestos a hablar de periodismo, pregunto sobre si piensa que con el auge de internet y las redes sociales cada ciudadano es un periodista. Y lo tiene claro, que para ella, cada ciudadano no es un periodista. Cada ciudadano, “tiene derecho a expresarse, pero se necesitan profesionales con formación para interpretar y contar. Los conflictos requieren de profesionales con rigor. Esta profesión no puede desaparecer”.

Y volvemos a los corresponsales y al “rigor” de los periodistas. “Ahora el rigor es minoritario, especialmente en televisión. El poder económico se ha colado en los medios como demuestra el fenómeno Berlusconi, lo que hace que haya mala prensa de la profesión del periodista, pero sigue habiendo mucha gente que se deja la vida por defender la libertad”, proclama.

Bueno, la verdad es que nos tiramos dos horas de charla. Y es que Nativel es una mujer, mujer. Una mujer que se ha abierto camino en un mundo y un contexto muy machista, que se autodefine feminista y que se siente muy agradecida a las feministas radicales inglesas que comenzaron a defender los derechos de la mujer. Una mujer que ha sufrido la discriminación y que ha tenido que defender sus derechos como mujer. En una profesión muy complicada. Por ejemplo, recuerda, “yo no podía tener un pasaporte sin el permiso de un hombre”. Y sentencia, “el feminismo no puede pasar de moda mientras haya discriminación y violencia”.

Mmmmm. Me está saliendo largo. Hago una medio cambiada y sigo en otra entrada. Claro, me recomendó un par de libros suyos y…, se ha muerto Fraga.

2 comentarios :

  1. Por esto que usted cuenta, admiramos tanto a Nativel. Y "Nadie pudo con ellos", más que necesario.

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  2. Precioso cronica de tu encuentro con una periodista de raza: Nativel Preciado.

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