Blog de Alfonso Roldán Panadero

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En las fronteras hay vida y tuve la suerte de nacer en la frontera que une el verano y el otoño, un 22 de septiembre, casi 23 de un cercano 1965. En la infancia me planteé ser torero, bombero (no bombero torero), futbolista (porque implicaba hacer muchas carreras), cura (porque se dedicaban a vagar por la vida y no sabía lo de la castidad...) Luego, me planteé ser detective privado, pero en realidad lo que me gustaba era ser actor. Por todo ello, acabé haciéndome periodista. Y ahí ando, juntando palabras. Eso sí, perplejo por la evolución o involución de esta profesión. Alfonso Mauricio Roldán Panadero

lunes, 21 de julio de 2014

Violette, una película de mujeres


Violette Leduc es uno de los grandes ejemplos de mujeres olvidadas, o mejor, relegadas. Esta película es un intento de sacarla de esa invisibilidad. El director, Martin Provost, ya dirigió la premiada Seraphine, donde se narra la historia de otra mujer olvidada: la pintora naif, Seraphine Louise, que tiene muchos puntos en común con Violette Leduc.
“La fealdad en la mujer es un pecado mortal. Si eres bella eres a la que miran en la calle por su belleza; si eres fea, eres a la que miran por su fealdad”. De esta manera arranca Violette.

Violette es una película de mujeres en la que grandes hombres como Camus o Sartre pasan a un segundo plano. No es esta cinta un biopic al uso. En ella vivimos el dolor, la soledad, las lágrimas, en definitiva, la vida de esta escritora. Una vida que fue su obra. Violette escribía por necesidad y su vida se convirtió en transparente.

La asfixia fue la primera novela de Violette, cuyo manuscrito consiguió que leyera Simone Beauvoir dejándola impactada. Por una casualidad Violette se encontró con la novela de Beauvoir, La invitada, “mucho libro para una mujer” comenta en una escena. A partir de ahí, Violette busca a Beauvoir en el café de Flore, donde escribía cada mañana. La observa, la sigue…, hasta que consigue entablar relación con ella.

Tal fue el impacto lector de Beauvoir con La asfixia que intercedió ante Albert Camus para que la publicara en su editorial. Beauvoir se convertiría en una mujer fundamental para la carrera literaria de Violette, pero también una mujer fundamental en su vida al surgir el amor entre ellas.

Pero fue La bastarda la obra que llevaría al cenit a Violette Leduc. La autora era bastarda, hija de un noble y una madre a la que nunca sintió cerca. Una madre que jamás le dio la mano en la infancia, lejana, fría, distante. En aquella época, el periodo de entreguerras, ser bastarda era una espantosa maldición social y esa algo que acompañó en su dolor vital a la escritora.

Con todo, Violette fue una luchadora, una heroína, que tuvo que enfrentarse a la censura perdiendo batallas pero ganando terreno para tratar sobre temas tabú. Fue la primera escritora que osó a hablar sobre el aborto y relaciones lésbicas, además, en primera persona. Algo que podría sorprendernos sino viviéramos en esta sociedad en claro retroceso.

La imagen que se nos traslada de Violette es la de una mujer solitaria, eterna buscadora del amor: una mujer insegura en permanente estado de lucha consigo misma.

La película esta dividida en seis capítulos, cada uno de los cuales hace referencia a personas importantes en la vida de la escritora., aunque el penúltimo se refiere a Faucon, un pueblo de la Provenza francesa que encontró casualmente, donde terminó instalándose y finalmente murió.

Si no llegas a ver esta película en alguna sala, búscala. Merece la pena conocer a una mujer bastante desconocida. Además, es una invitación a leer su obra.

País: Francia.
Director: Martin Provost.
Guión: Martin Provost, René de Ceccatty, Marc Abdelnour.
Reparto: Emmanuelle Devos, Sandrine Kiberlain, Catherine Hiegel, Olivier Gourmet. Olivier Py. Jacques Bonaffe.

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