Blog de Alfonso Roldán Panadero

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En las fronteras hay vida y tuve la suerte de nacer en la frontera que une el verano y el otoño, un 22 de septiembre, casi 23 de un cercano 1965. En la infancia me planteé ser torero, bombero (no bombero torero), futbolista (porque implicaba hacer muchas carreras), cura (porque se dedicaban a vagar por la vida y no sabía lo de la castidad...) Luego, me planteé ser detective privado, pero en realidad lo que me gustaba era ser actor. Por todo ello, acabé haciéndome periodista. Y ahí ando, juntando palabras. Eso sí, perplejo por la evolución o involución de esta profesión. Alfonso Mauricio Roldán Panadero

domingo, 31 de agosto de 2014

El secuestro de Michel Houllebecq


La mejor forma de terminar agosto, y más si es domingo, es irse al cine a ver una película que, entre Woody Allen y Gila, es un alarde de surrealismo protagonizado por un novelista francés que es…, algo provocador digamos.

Entre mis múltiples lagunas culturales quizá destacaría no haber leído ninguna obra de Michel Houllebecq, algo que no descarto en un futuro cercano. Como no conozco al personaje en la vida real no le puedo poner a parir, algo que, parece ser, es bastante habitual, pero que tampoco parece afectarle, incluso no parece que le vaya mal con ello.

La cuestión es que me fui a ver esta peli, cuyo tráiler vi el viernes. La peli no es una peli “estrictu sensu” que decía Felipe González como muletilla en una época de su vida política. ¿Es un documental? Pues tampoco. Es…, puede ser…, un falso documental en plan reality show. Vamos que un punto de originalidad ya tiene. Originalidad que aumenta al contar con algún actor amateur, algo que debe fastidiar al “mundo de la profesión”, que dicen los actores y actrices jueguen en la liga que jueguen.

La cinta está protagonizada por el propio novelista Houellebecq y narra, valga la redundancia, una desaparición que protagonizó en su día, durante la promoción de una de sus novelas. El personal empezó a rumorear de todo a través de intenet: que si secuestrado, por Al Qaeda, que si había muerto, que si se lo habían llevado los extraterrestres… El caso es que la excusa, que nadie se creyó, pero que él puso, fue que se quedó sin línea telefónica en su casa de Almería (para mí, asiduo de la provincia, la cosa es bastante creíble, con todos mis respetos).

El secuestro de Michel Houellebecq es un divertimento repleto de ironía y humor ácido protagonizado por un tipo tan desagradable como entrañable y coprotagonizado por una cuadrilla de secuestradores a cara descubierta. Es una crítica a este mundo, a los medios de comunicación, con reflexiones múltiples y variopintas: desde Polonia, literatura, democracia, religión, hasta el sexo; con una frase kantiana final que… ¡caray! : “Es suficiente”, refiriéndose a cuando ya no hay mayor apetencia por seguir viviendo.

Ha sido una hora y media de algo diferente. No me llaméis pesado, pero mejor en versión original que se juega con la forma de hablar entre susurros del personaje principal.

Dirección: Guillaume Nicloux.
Guión: Guilaume Nicloux.
Reparto: Michelle Houellebecq, Luc Schwarz, Mathieu Nicourt, Maxime Lefrançoise, Françoise Lebrun, Ginette Suchotzky, André Suchotzky, Karim Achoui, Françoise Samuleson.
País: Francia.



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