Blog de Alfonso Roldán Panadero

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En las fronteras hay vida y tuve la suerte de nacer en la frontera que une el verano y el otoño, un 22 de septiembre, casi 23 de un cercano 1965. En la infancia me planteé ser torero, bombero (no bombero torero), futbolista (porque implicaba hacer muchas carreras), cura (porque se dedicaban a vagar por la vida y no sabía lo de la castidad...) Luego, me planteé ser detective privado, pero en realidad lo que me gustaba era ser actor. Por todo ello, acabé haciéndome periodista. Y ahí ando, juntando palabras. Eso sí, perplejo por la evolución o involución de esta profesión. Alfonso Mauricio Roldán Panadero

viernes, 10 de octubre de 2014

Un viaje de diez metros: Cocina y convivencia


Una de las grandes satisfacciones de este mundo es disfrutar, en una sala de cine, con una película que narre algo tan sencillo como una historia humana, con sensibilidad, sin estridencias. Una historia en la que puedes sonreír, reír, emocionarte… En Un viaje de diez metros hay de todo ello gracias a la gastronomía. Gracias a esos sabores sugerentes, a esos olores que como los perfumes, nos evocan sentimientos. El único peligro de los sentimientos es que se escapan a la razón. La tolerancia, el perdón, rectificar, son ingredientes indispensables para avanzar por el camino de la convivencia. Más felices y fuertes sí cabe.

Hassam Kadam y su familia tienen un restaurante en Bombay, pero por culpa de una revuelta política tienen que huir de su país. Son acogidos en Inglaterra, en un lugar espantoso de las afueras de Londres, un país en el que “las verduras no tienen alma”. Ante esta situación, la familia Kadam, liderados por su Papa emprenden la búsqueda de algo mejor en la vieja Europa. El destino, la casualidad o vaya usted a saber, hace que se asienten en un pueblecito francés. La testadurez del Papa consigue que compren un viejo local para poner en marcha un restaurante hindú. Eso sí, a diez metros, en la acera de enfrente, Madame Mallory regenta otro restaurante de alta y tradicional cocina francesa cuyo único objetivo es lograr una segunda estrella Michelín…

Y los hechos se van sucediendo. Esos diez metros son una enorme distancia cuando hablamos de dos culturas, de dos sabores, de dos formas de ver la vida. El miedo a lo diferente, el desprecio a lo desconocido…, el alma del fascismo sobrevuela siendo aniquilado por la “libertad, la igualdad y la fraternidad”.

La película es una comedia dramática y culinaria, con la gastronomía como excusa. Quizá doscientos años sean suficientes para una receta, para poder innovarla un poco, para fusionarla con otros sabores. Pero quizá la “innovación, innovación, innovación”, tampoco sea la solución. Confundir la ciencia con el arte no es la solución. Y la cocina es fundamentalmente arte, sensibilidad, todo lo contrario a la guerra o a esa violencia de programas televisivos supuestamente gastronómicos.

Más allá de la fuerza de los personajes principales, me llama la atención un secundario, el alcalde del pequeño pueblo donde se vive la guerra de los dos restaurantes. Un político que también hace arte de la política siendo capaz, desde un segundo plano, de pacificar, de empatizar, de tender puentes en vez de echar leña al fuego, algo a lo que ya no estamos acostumbrados por estos lares.

Director: Lasse Hallström.
Guión: Steven Knight (Basado en la novela de Richard C. Morais).
Reparto: Helen Mirren, Manish Dayal, Charlotte Le Bon, Juhi Chawla, Om Puri, Rohan Chand, Amit Shah, Dillon Mitra, Farzana Dua Elahe, Malcolm Granath, Sanjay Sharma.
País: India, Emiratos Árabes y Estados Unidos.



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