Blog de Alfonso Roldán Panadero

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En las fronteras hay vida y tuve la suerte de nacer en la frontera que une el verano y el otoño, un 22 de septiembre, casi 23 de un cercano 1965. En la infancia me planteé ser torero, bombero (no bombero torero), futbolista (porque implicaba hacer muchas carreras), cura (porque se dedicaban a vagar por la vida y no sabía lo de la castidad...) Luego, me planteé ser detective privado, pero en realidad lo que me gustaba era ser actor. Por todo ello, acabé haciéndome periodista. Y ahí ando, juntando palabras. Eso sí, perplejo por la evolución o involución de esta profesión. Alfonso Mauricio Roldán Panadero

martes, 16 de diciembre de 2014

Bilbao en dos días (I)


Cuándo visitar

La majestuosa ría es testigo de la luz más onírica.

Visitar Bilbao no es cualquier cosa, ya que, como es de sobra conocido, Bilbao es la capital del mundo. Desde el monte Artxanda, a donde se puede subir en funicular desde el Campo Volantín, hay unas impresionantes vistas de la villa. Desde allí entenderemos por qué los bilbaínos denominan Botxo, o Botxito en plan cariñoso, a su ciudad. La traducción de la palabra es “hoyo” y es que, rodeada de cerros, Bilbao tiene esa forma de hoyo o bocho que los críos hacían para jugar a las canicas.

Llevando un paraguas recio, no de estos modernos que con un estornudo se dan la vuelta, cualquier momento es bueno para dejarse caer por Bilbao. En cualquier época del año la majestuosa ría es testigo de la luz más onírica con esa niebla que difumina el cielo. O esas puestas de Sol que convierten reflejos de oro el agua o el impresionante museo Guggenheim.

Santo Tomás

Y como cualquier fecha es buena para pasear por Bilbao, porque Bilbao hay que pasearlo, no está de más saber si coincide alguna fiesta en los días que por ahí andemos. En el Botxo, tienen muy claro que la Navidad comienza el día 21 de diciembre, el día de Santo Tomás, cuando organizan un mercado tan tradicional como impresionante en la plaza Nueva. Antiguamente, los aldeanos llegaban a la villa con sus tradicionales trajes de trabajo para realizar el pago del alquiler a sus dueños y les llevaban, además de la renta, los mejores productos de la tierra para que los disfrutaran en las Navidades. En el mercado hay de todo: alubias, quesos, lechugas, chorizos, txakoli… y, miles de personas con ganas de fiesta.

Olentzero

Pocos días después, por Nochebuena; podemos encontrarnos con el Olentxero, el trasunto vasco de Papá Noel o el caga tió catalán; que baja de los bosques para hacer regalos a los más pequeños. Imprescindible vivir el ambiente de poteo navideño también por la calle Ledesma y alrededores. En la mañana de Nochebuena y de Nochevieja la alegría se desborda en la calle Pozas(Licenciado Pozas), donde las cuadrillas se reúnen para tomar agua de Bilbao (es decir, champán) Y ya el 5 de enero, a las seis de la tarde, Bilbao se da cita en la Gran Vía para ver pasar la cabalgata de Reyes Magos y, claro, tomar unos vinos.

Santa Águeda

Si decidimos acercarnos a Bilbao a principios de febrero, pensando que no hay nada que celebrar estaremos cometiendo un error, que el día 5 celebran Santa Águeda subiendo a su ermita. El día antes, las cuadrillas se reúnen para homenajear a la santa cantando la misma canción una y otra vez y que termina golpeando el suelo con una makila (un palo largo) y gritando ¡¡¡Eup!!! Cuando en Bilbao se enteraron de que Santa Águeda nació en Sicilia, ya era tarde, porque unánimemente habían decidido en la capital del mundo que era bilbaína, no en vano “los de Bilbao nacen donde les da la gana”.

Poteo por la calle Ledesma.
Carnaval

Aunque pueda sorprender, Carnaval es otra gran fiesta bilbaína. Más allá del desfile, que se celebra sí o sí, por la Gran Vía, son miles los bilbaínos que se echan a la calle –con disfraces de invierno- a celebrar en cuadrilla por Casco Viejo y plaza Nueva. Vale, no es Río de Janeiro, ni encontraremos las chirigotas gaditanas, pero nos vamos a reír... Para diferenciarse del resto, en Bilbao no existe don Carnal y doña Cuaresma, sino Farolín y Zarambolas. Farolín es el bilbaíno bilbaíno, con posesión de la verdad absoluta y algo fanfarrón; a Carambolas nada de lo que ocurra a su alrededor le afecta mucho…, vamos, un bilbaíno cuya máxima es el buen vivir.

Aste Nagusia 


Pero claro, la fiesta por antonomasia es la Semana Grande, el Aste Angusia. Cada 15 de agosto, el chupinazo es el pistoletazo de salida de las fiestas del mundo mundial. La musa, el icono y símbolo de las fiestas es la Marijaia, una gigantona de cuatro metros que nos invita a saltar, bailar y pasarlo bien durante todas las fiestas y que al noveno día arde como un ninot y sus cenizas son lanzadas a la ría para que como ave Fénix renazca el próximo año con toda su fuerza y su fealdad, que fea es muy fea.

Y aquí os dejo un ejemplo de cómo funciona la cosa de Santa Águeda:


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