Blog de Alfonso Roldán Panadero

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En las fronteras hay vida y tuve la suerte de nacer en la frontera que une el verano y el otoño, un 22 de septiembre, casi 23 de un cercano 1965. En la infancia me planteé ser torero, bombero (no bombero torero), futbolista (porque implicaba hacer muchas carreras), cura (porque se dedicaban a vagar por la vida y no sabía lo de la castidad...) Luego, me planteé ser detective privado, pero en realidad lo que me gustaba era ser actor. Por todo ello, acabé haciéndome periodista. Y ahí ando, juntando palabras. Eso sí, perplejo por la evolución o involución de esta profesión. Alfonso Mauricio Roldán Panadero

lunes, 21 de septiembre de 2015

50 años..., 50 besos

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En aquellos días un periódico costaba 2 pesetas, o sea 0,01 euro. El periódico era de papel y en blanco negro, eso sí. Una televisión de 23 pulgadas costaba 13.000 pesetas, o sea, algo más de 78 euros. La tele, eso sí, era en blanco y negro había que pagar unas 500 pesetas mensuales de impuestos, unos 3 euros. La tele sólo sintonizaba un canal pero ya aparecían ofertas para poder cambiarla por una con UHF. A las 12 de la mañana, todas las radios paraban para rezar el Ángelus. En España, en verano para más coña, se rodaban escenas de Doctor Zivago, un año en que la gran triunfadora de los óscar fue Sonrisas y lágrimas. Había que compensar a Julie Andrews después de que Audrey Hepburn fuera la elegida para Pigmalion… Pero esa es otra historia.

En aquel 1965, los Beatles actuaron en la plaza de toros de las Ventas con más policía que público; obreros, estudiantes y profesores se manifestaban día sí y día también siendo brutalmente reprimidos; las Comisiones Obreras empezaban a convertirse en algo clandestinamente serio en Madrid y en España… Aquel mismo año murieron Churchill, Nat King Kole, Stan Laurel (el flaco), o Le Corbusier y fue asesinado Malcolm X.

En Mónaco nacía Estefanía de ídem; en Estados Unidos, Sarah Jesica Parker y en España, Cristina de Borbón y yo. Y, a pesar de los disgustos, nos conservamos bastante bien, la verdad. El año anterior, 1964, España batía todos los records de nacimientos de su historia. 1965 peleó por esa mejor marca: 667.749 personas vinimos al mundo, buena parte gracias a San Ogino.

En lo que a mí respecta, fue con la llegada del otoño, el 22 de septiembre, cuando asomé la cabeza en Madrid, ayudado por un eminente ginecólogo comunista: don Ángel Sopeña. El 22 de septiembre, según el calendario católico, se conmemora San Mauricio. Es decir, era el santo de mi abuelo materno por lo que era inevitable que además de Alfonso me llamaran Mauricio conformando un conjunto de culebrón venezolano: “Alfonso Mauricio”. En Italia y Francia, reconozco que si puedo, prefiero el segundo, que suena más…, sensual.

Nunca he sido muy de celebrar cumpleaños, ni de juntar a amistades variopintas, pero este año he hecho la excepción de mi vida. Cuando la de la guadaña venga, me voy a perder el jaleo que se monta en torno a mi cadáver, mis cenizas o mi nada; así que he decidido poner en papel unas palabras escritas y unas fotos dando forma a un libro y montar un sarao en torno a 50 besos. Clandestinos. Escritos a mano.

Son estos 50 besos un relato que, aunque tiene un final, queda lo suficientemente abierto como para continuar con una historia. Es casi un episodio piloto para escuchar vuestras opiniones…

Si estás leyendo estas líneas y andas por Madrid el 22 de septiembre a las 20:00 horas, lo mejor que podrás hacer es pasarte por la Fundación Abogados de Atocha de Madrid, junto a Embajadores, en la calle Sebastián Herrera, 14. Allí, el periodistas Felipe Serrano y el poeta Javier López me acompañarán para presentar esos 50 besos. Y la música de Lorenzo Azcona, claro. Y…, bueno, ya lo verás.

(El libro tiene un precio de 10 euros para cubrir los gastos y para donar uno de esos diez a la Asociación Sentimientosde Cristal. En breve habrá versión digital que podréis adquirir por aquí.)

Aquí os dejo el video libro de la historia… O pinchando aquí.


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